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Les presentamos el trabajo, del primer ciclo de instrucción degenerada, de La Escuela de Divagación, en Quito.

Es un trabajo ridículamente obsesivo que sobrevalora el proceso y desprecia el resultado final, sin disciplina alguna, torpe y decadente, más sumamente serio y responsable, en su ingenua y confusa aventura de buscar “el nada por el nada”.

Simplemente es vivir, disfrutar del transcurso sin aspiraciones de una obra maestra, a la final las grandes obras de arte, cruelmente, terminaron con una firma que daba por acabada una relación íntima, ¿qué sería de nosotros, si su resultado no hubiese sido importante y su inspiración infinita?

La escuela se enfrenta al público para aceptar gustosamente: Su rechazo, aprobación o indiferencia.

Sobre La Escuela:

Fundada por Esteban Buenavida y dirigida junto a Cristian Villalba, a la escuela se suman diferentes miembros temporales que representan los ideales de la divagación en diversas disciplinas.

La escuela provoca el acto humano de perder la noción del tiempo en nada en particular, incita también a comenzar a imaginar sobre algún tema o varios, con o sin aplicación.

Sus integrantes, mediocres como toda la humanidad, hablan, pintan, escriben o piensan desordenadamente, sin ajustarse a un tema determinado y sin tener ningún objetivo ni motivo concreto.



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